Efecto-personaje

En un pasaje del clásico y por momentos críptico ensayo sobre el estatus semiológico de la descripción (Introducción al análisis de lo descriptivo. Edicial, 1991) Philippe Hamon aporta a la comprensión del personaje literario y su construcción. Dice que el personaje es en realidad un "efecto" surgido de la yuxtaposición de muchas descripciones en la obra.
En cualquier pieza narrativa, la descripción tiene múltiples vínculos con la narración, dice Hamon. Donde quizás más se ve este vínculo es en la interacción entre personaje y descripción.
"El efecto-personaje de una narración no es tal vez otra cosa que la suma, la resultante de ceirto número de efectos descriptivos diseminados en el enunciado (aquío un 'retrato' físico, allá un retrato 'moral', una descipción de estado psicológico, una descripción de ambiente, etc.)
(...) "Existe, sin embargo, esta diferencia que es inmediatamente perceptible con la primera lectura 'ingenua' de todo texto: la de que una descripción en general se deja localizar fácilmente, se deja deducir, extraer, recortar de un enunciado (veremos que su aparato demarcativo -las señales introductivas y conclusivas- está, ademñas, a menudo desarrollado muy explícitamente), mientras que el 'personaje' es una entidad, una 'unidad' semiológica, mucho menos localizable, deducaible, separable, mucho más 'difusa': ¿'dónde' está exactamente Julian Sorel en Rojo y Negro? ¿en los nombres propios, las apelaciones diversas, las perífrasis presentadoras; en un paradigma de pronombres, de los retratos, de las acciones, de las palabras? Sin duda en todos lados y en ninguna parte, puesto que en el texto el personaje es un sujeto reajustable, repetido y modulado. De ahi la categoría literaria privilegiada del 'retrato', descripción focalizante y al mismo tiempo punto de reagrupamiento y de constitución del 'sentido' del personaje, lugar donde se fija y se modula en la memoria del lector la unidad del personaje, siendo el propio personaje (antropomorfo-figurativo) el elemento focal, central de todo enunciado narrativo 'clásico-legible'.
"Este último tipo de texto, el modelo tipo siglo XIX, particularmente tipo Hugo o Balzac, sigue rigiendo con fuerza, y no siempre en forma explícita, por un lado una buena parte de la producción novelesca contemporánea y por otro lado las teorías de la descripción o del personaje (...) Para este tipo de texto, la descripción no es otra cosa que el lugar de un desplazamiento bajo la forma de nombres de cosas, de lugares o de objetos, de las cualidades psicológicas, profesionales o de carácter asignables o atribuibles en última instancia a los personajes.
(...) Por lo tanto, en el discurso realista-legible, la conjunción personaje-descripción podríua estar ubicada bajo el signo general de la motivación en todos los sentidos que tiene este último término:
a) un sentido semiológico: el personaje, significado por el significante descriptivo (una descripción de medio ambiente, p. ej) tiene una relación de parecido (por lo tanto: no arbitraria) con lo no-personaje, de redundancia con el medio, y por lo tanto casi puede intercambiar sus cualidades con las del medio. (...)
b) un sentido psicológico; la anáfora [o sea, la repetición de informaciones o detalles, que en el régimen descriptivo clásico funcionan como índices de lo que va a ocurrir en el relato o de lo que ya ocurrió], establece una coherencia entre los momentos dispersos en la historia de un mismo personaje, restablece vínculos de cuasa a efecto en sus actos.
c) un sentido antropológico: el medio influye sobre el personaje, lo 'motiva' en su acción. Describir el medio ambiente es describir el futuro del personaje".

Después de más ejemplos, Hamon concluye: "Toda descripción, ya sea que esté focalizada en el personaje, en el medio ambiente o en una realación de los dos, puede ser entonces un operador de legibilidad fundamental del texto". Operadores que, en la novela realista están siempre subrayados y explicitados.

Toda esta larga cita no agota el fenómeno de la descripción en la literatura o la novela, pero pone de manifiesto que a veces, lo que salteamos apurados para 'seguir la historia' (los largos párrafos descriptivos, los retratos, etc) es muchas veces lo central de la obra, o al menos un "operador" como dice Hamon que nos facilita el acceso al corazón de la obra.

Fuera de la narrativa realista clásica, en Proust o Saer o Perec, la descripción se identifica directamente con la narración, pero es otro asunto.

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